Tratamiento para terrores nocturnos y pesadillas

La mayoría de los niños han pasado algún episodio de sueño aterrador. Si es algo esporádico no hay motivo para preocuparse, pero si se repite en el tiempo de manera sostenida y limita la vida del paciente es importante observar por qué está sucediendo.

Debemos distinguir entre pesadillas y terrores nocturnos. Ambos son diferentes tipos de parasomnias.

¿Qué son las pesadillas?

  • Despertares repetidos durante el período de sueño mayor o en las siestas diurnas, provocados por sueños extremadamente terroríficos y prolongados que dejan recuerdos vividos y cuyo contenido suele centrarse en amenazas para la propia supervivencia, seguridad o autoestima. Los despertares suelen ocurrir durante la segunda mitad del período de sueño.
  • Al despertarse del sueño terrorífico, la persona recupera rápidamente el estado orientado y despierto (a diferencia de la confusión y desorientación que caracterizan los terrores nocturnos y algunas formas de epilepsia).
  • Las pesadillas o la alteración del sueño determinada por los continuos despertares, provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
  • Las pesadillas no aparecen exclusivamente en el transcurso de otro trastorno mental (p. ej., delirium, trastorno por estrés postraumático) y no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.
terrores nocturnos niños

¿Qué son los terrores nocturnos?

  • Episodios recurrentes de despertares bruscos, que se producen generalmente durante el primer tercio del episodio de sueño mayor y que se inician con un grito de angustia.
  • Aparición durante el episodio de miedo y signos de activación vegetativa de carácter intenso, por ejemplo, taquicardia, taquipnea y sudoración.
  • El individuo muestra una falta relativa de respuesta a los esfuerzos de los demás por tranquilizarle.
  • Existe amnesia del episodio: el individuo no puede describir recuerdo alguno detallado de lo acontecido durante la noche.
  • Estos episodios provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
  • La alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.

Como decíamos anteriormente, lo importante es observar que está sucediendo en la vida del niño y si se mantienen en el tiempo, dado que en la mayoría de los casos desaparecen solos. Los terrores nocturnos están más asociados a inmadurez cerebral, pero si se dan en adultos o en niños mayores debemos suponer la posibilidad de estrés o problemas emocionales, algo similar ocurre con las pesadillas.

Si los pequeños de tu hogar están sufriendo pesadillas o terrores nocturnos, en Río Psicología podemos ayudaros. Aplicamos técnicas psicoterapéuticas en un vínculo de confianza total con el especialista.

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