Se define como la exposición a una situación traumática que ha amenazado la vida de esa persona y que implica temor intenso, horror o desesperanza. Es común encontrarnos con este tipo de trastorno en militares que han sufrido situaciones de alto peligro, pero también es posible encontrarlo en otros pacientes que hayan tenido experiencias tremendamente duras o que han marcado su personalidad.
Una persona con TEP puede experimentar los siguientes síntomas:
Se considera de tipo agudo cuando los síntomas duran menos de tres meses y de tipo crónico cuando exceden este periodo. Puede darse un inicio demorado cuando entre el acontecimiento y el inicio de los síntomas transcurren más de seis meses.
Los acontecimientos más estudiados relacionados con el TEP han sido las experiencias de guerra, los desastres naturales, accidentes graves y las agresiones sexuales.
Se ha observado que cuando el acontecimiento ha sido provocado por personas (violaciones, agresiones, secuestros) los síntomas tienden a ser más persistentes que cuando son debidos a causas naturales (terremotos, accidentes no provocados) e implican en mayor medida vergüenza y culpa por parte de las víctimas.
Tras una evaluación integral podremos encontrar el camino más eficaz de resolver aquello que te daña.